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Para ilustrar el presente artículo hemos elegido la figura de "Pepe Grillo", personaje que simboliza la Conciencia Moral en uno de los cuentos infantiles más populares y tradicionales como lo es "Pinocho", que ha marcado una enseñanza universal en todos los tiempos.

feature image1 En reiteradas oportunidades los Directivos, Gerentes y Responsables de RRHH, manifiestan inquietudes en relación a cómo lograr en las personas una verdadera autonomía responsable. Surgen preguntas vinculadas a si las políticas de control o los sistemas de premios y castigos conllevan al reforzamiento del compromiso y la ética o si en realidad generan lo contrario: que las personas solamente trabajen eficientemente o se comporten adecuadamente cuando se les controla. El siguiente artículo pretende profundizar en el tema desde el concepto de "Conciencia Moral", elemento clave para el desarrollo de vínculos de confianza, necesarios en las empresas modernas.
EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA MORAL EN LAS ORGANIZACIONES

Trabajar y cumplir las normas establecidas tiene que ver con “hacer lo correcto” dentro de un contexto determinado, y en estos casos es el marco de las empresas, sus reglas y sus valores los reguladores por excelencia.
Dichas preguntas e inquietudes nos hicieron reflexionar y profundizar en las distintas teorías existentes acerca de la Conciencia Moral y su rol dentro de la sociedad y  las organizaciones.
Una de las funciones de la conciencia moral es la de formular juicios sobre lo que debemos hacer o no frente a distintas situaciones. La conciencia moral tiene que ver con aquellas decisiones que toman las personas ante los dilemas de su quehacer cotidiano. Si relacionamos esto con lo organizacional podríamos poner ejemplos muy simples y concretos tales como la decisión de ir al trabajo o ausentarse sin motivo, buscar la calidad y la precisión en la tarea o despreocuparse, divulgar o no asuntos confidenciales de la empresa, etc.
Lawrence Kohlberg* estudió el desarrollo de la conciencia moral en los seres humanos y concluye que si bien las normas o los valores de una cultura a otra pueden variar, los razonamientos que los fundamentan poseen estructuras o pautas similares. Todas las personas transitan por un desarrollo común desde esquemas más infantiles y egocéntricos a esquemas de mayor madurez.
Kohlberg plantea que el desarrollo moral de las personas pasa por tres grandes etapas bien diferenciadas.
El primer nivel llamado “Preconvencional” es el cual las normas son una realidad externa y que se respetan solamente atendiendo las posibles consecuencias de castigo o el poder de quienes las establecen. Si bien ésta correspondería con una etapa más “infantil” del desarrollo humano, es muy habitual encontrarnos con personas que funcionan bajo este modelo así como también con organizaciones que operan estrictamente bajo un sistema de premios y castigos y modelos de control preponderantes.
El segundo nivel denominado “Convencional” correspondería a un estadio de mayor desarrollo en el cual las personas tienden a identificarse con el grupo y quieren responder favorablemente a las expectativas que los otros tienen de ellos. Es el estadio en el cual “hacer lo correcto” significa cumplir con las normas socialmente establecidas para proporcionar un bien común. Si bien en esta etapa ya existe cierta autonomía, el acatamiento de normas se da por responsabilidad. Se tiene conciencia de los intereses de otros y de la organización a la que se pertenece. Las personas se comportan de acuerdo a parámetros éticos, pero lo hacen basándose en las expectativas generadas por sus compañeros de trabajo, superiores y subordinados, entre otros. El referente en este nivel sigue siendo externo.
Por último, el tercer nivel llamado “Postconvencional” corresponde a un estadio superior y más evolucionado del desarrollo de la psicología humana y organizacional y el cual deberíamos aspirar como personas, como padres, como empresarios, jefes o empleados: es el nivel de comprensión y aceptación de los principios morales generales e interiorización de las normas, independientemente de cuales sean los reforzadores externos. En este estadio impera el principio de “hacer al otro lo que me gustaría que me hagan a mi” ya que se han logrado internalizar los referentes éticos.  Laboralmente podríamos pensar en este estadio como el de madurez individual y organizacional, en el cual existe un apego a los valores y normas existentes, independientemente de que exista un control, un castigo, un premio o una aprobación por parte de los demás.
La confianza es la base de las relaciones de las empresas modernas. 
Es por esto que desde nuestro rol como profesionales y líderes de Recursos Humanos debemos fomentar ambientes que apunten a la madurez y a la consolidación de valores firmemente arraigados en las personas. 
A su vez, debemos cuidar que las prácticas y políticas que desarrollamos en materia de Selección, Motivación, Desarrollo y Administración, no solamente tengan consistencia sino que promuevan y refuercen la madurez ética y moral, la generación de conciencia, la autonomía responsable y el trabajo por objetivos.

Hasta la próxima !

Lic. Ana Inés Ruiz
aruiz@entrust.com.uy

* Lawrence Kohlberg (1927-1987). Psicólogoestadounidense. Obtuvo en Chicago el título de “Bachelor of Arts” y el doctorado en filosofía. Presentó su tesis doctoral acerca del desarrollo del juicio moral

 
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